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Bozner Platz Innsbruck

De este juego táctico de posiciones escapan sin embargo dos trazos, dos líneas; el Banco y la Pérgola.

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2020 | Concurso

Reforma de Bozner       

Platz, Innsbruck.

Colaboración con:


Rodriguez Blanco

Arquitectos


Alejandro Mosquera

Liberado del tráfico rodado el individuo recupera su espacio como Ágora, espacio público, lugar de encuentro con el otro. Un sitio para quedar , para estar, un atajo, un lugar de paso, un refugio. Un lugar para el silencio, para la ensoñación, una puerta al Innenstadt.

El archiduque en el centro de la plaza, la centralidad de la posición de la Rudolfsbrunnen, esa aceleración centrípeta que le provoca, dificulta de algún modo la reapropiación de este espacio por parte de la ciudadanía como lugar de estancia y relación.

Un pavimento de adoquín de granito, a junta abierta, se despliega como patrón circular de lugares, como una espuma, creando una cierta condición de campo en oposición a simetrías o jerarquías, al tejido-monumento Rossiano, a la relación figura-fondo, al espacio monumental, al privilegio, a la composición que sugiere el Archiduque. Sin tocarlas, haremos bajar a las estatuas de sus pedestales, trasladando así la Bozner Platz a la condición espacial de la contemporaneidad, que es la del paisaje.

En este Paisaje cada elemento, encuentra su posición en referencia a los demás en un juego de gradientes e intensidades. Así junto al ciudadano y el archiduque habitan esta plaza, parterres circulares, tilos, abedules, fuentes, luminarias, y unas sillas.

De este juego táctico de posiciones al modo de aquellos de “Archizoom” escapan sin embargo dos trazos, dos líneas; el Banco y la Pérgola.

El Banco, abraza, envuelve, recoge, expulsa, limita, acelera, ralentiza. Propicia la circulación diagonal en la plaza y la estancia tranquila entorno a la Rudolfsbrunnen y cierta protección respecto de la circulación rodada en la Brixner Strasse. El Banco se ejecutará en grandes piezas monolíticas de mármol de manera que se establezca un cierto dialogo con la materialidad de la fuente. El Banco no quiere ser banco sino gesto, cuerpo, rostro, herida... y sin embargo sirve para sentarse.

La Pérgola en su ligereza subraya la masiva esterotomía de la fuente. Es una caligrafía suspendida; la cinta congelada de la bailarina. La Pérgola y el Banco adjetivan la plaza, como signos de puntuación, desplazan la relacion decimonónica figura-fondo de la fuente hacia el abismo del extrañamiento. Recuperar quizás esas líneas de fuga hacia lo sublime que Los Alpes han sido secularmente en referencia al espacio publico de la ciudad, ahora parque temático.

Docenas de sillas se distribuyen por toda la superficie de la plaza a disposición de los ciudadanos, que las usarán y moverán libremente, en la tradición de espacio como el “Jardin du Luxembourg” en Paris en las que las sillas en ausencia de visitantes reales habitan el recinto a modo de “Objet trouvé”.

La silla siempre a la espera del individuo que la complete, que la dote de sentido.
“Las sillas” como aquellas del café Müller de Pina Bausch, o las de Ionesco; por acumulación, amontonadas, o en formación llenan la escena.

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2020 | Concurso

Reforma de Bozner

Platz, Innsbruck.

Colaboración con:


Rodriguez Blanco

Arquitectos


Alejandro Mosquera

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